Valentía y Seguridad: Descubriendo tu Verdadero Yo

La seguridad en uno mismo es un enigma. ¿Has pensado alguna vez si realmente la tienes? A veces creemos que es innata, que algunos nacen con ella incrustada en la piel, brillando como una armadura impenetrable. ¿Pero qué pasa cuando esa armadura se resquebraja? Otras veces, nos damos cuenta de que es un espejismo, una construcción delicada que tambalea cuando nadie está mirando. ¿Cuántas veces has sentido que todo se derrumba por dentro mientras mantienes la fachada en pie?

«No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sigue adelante a pesar de él.» – Nelson Mandela

Pero la persona más segura de sí misma que conozco… no es quien piensas. No es la que grita su grandeza ni la que avanza sin dudas. No. Es la que camina con el peso de sus miedos sobre los hombros y aún así sigue adelante. ¿Has sentido ese peso? Es la que mira al abismo sin retroceder. Es la que, aun rota, se reconstruye con las manos temblorosas, con el pecho ardiendo, con la certeza de que nadie vendrá a salvarla porque no lo necesita.

Sé lo que es perderlo todo y seguir de pie. Sé lo que es sentir que el mundo se ha quedado sin colores, que el silencio pesa y la ausencia se clava en la piel como una herida abierta. Sé lo que es sostener una familia cuando el vacío se hace insoportable, cuando los días se convierten en una prueba de resistencia y las noches en un campo de batalla contra los recuerdos. Pero aquí sigo. No porque no duela, sino porque aprendí que la verdadera seguridad nace cuando descubres que nadie más puede ser tu pilar si no lo eres tú misma.

La verdadera seguridad no es la ausencia de miedo, es la decisión de seguir a pesar de él. ¿Cuántas veces has querido rendirte? ¿Y cuántas has decidido levantarte de nuevo? La seguridad es el susurro que dice «otra vez» cuando el mundo te quiere en el suelo. Es la carne que se endurece con cada golpe, la mirada que ya no se desvía, el alma que ya no se quiebra, solo se transforma.

Quien realmente es seguro de sí mismo no necesita demostrar nada. ¿Por qué buscar validación cuando ya sabes quién eres? No busca aplausos ni reconocimiento. Sabe que el mundo es cruel y que nadie regala victorias, pero aún así, las arranca con los dientes. Porque la seguridad no es una actitud, es una elección. Una y otra vez, hasta que se vuelve parte de ti.

Y tú, ¿te atreves a mirarte al espejo y decir que eres realmente seguro de ti mismo? ¿O sigues esperando a que alguien más te lo diga?

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¿Quién es la persona más segura de sí misma que conoces?

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