Sobre mi

Ser madre es una experiencia única, intensa y transformadora. Pero ser madre sin red de apoyo, con el peso de la responsabilidad sobre los hombros y la soledad como compañera constante, es un reto que pocas veces se cuenta con total honestidad. Y es ahí donde nace este blog: del deseo de compartir mi historia, de encontrar compañía en otras mujeres que, como yo, han sentido que el mundo sigue girando mientras ellas intentan mantenerse en pie.

Soy una madre de dos pequeños: una niña de tres años y un niño de diecinueve meses. Vivo en Las Palmas y tengo 33 años. Amo la repostería, las manualidades y me considero una manitas. Pero si hay algo que realmente me define en esta etapa de mi vida, es que he aprendido a sobrevivir al caos con humor, organización y mucho amor.

La familia Cachuvi y los golpes de la vida

Mi marido y yo nos llamamos cariñosamente los Cachuvis, un apodo que nació de la mezcla de «cari», «churi» y «vida» cuando éramos novios. Ahora, con nuestros hijos, nos hemos convertido en la Familia Cachuvi. Pero llegar hasta aquí no ha sido un camino fácil.

Cuando estaba embarazada de 17 semanas de mi segundo hijo, mi madre falleció. Y no fue un día cualquiera: se fue el mismo día de mi cumpleaños, dejándome un vacío imposible de llenar. Un año y un mes después, perdí a mi padre. En menos de dos años, me convertí en madre de dos niños y quedé huérfana, con la responsabilidad de ser el soporte emocional y físico de mi pequeña familia.

Mi familia ahora la conforman mi marido, mis hijos, mi hermano y mi perrita Linda, que con 17 años sigue siendo una parte fundamental de mi hogar. Pero, a pesar de tenerlos a ellos, la soledad ha sido un sentimiento constante en mi vida. La maternidad aísla, y perder a mis padres solo lo acentuó.

La pérdida de mi trabajo y la soledad

Tenía mi trabajo, algo que me daba cierto equilibrio, una razón para salir de casa, hablar con adultos, sentirme parte de algo más allá de la crianza. Pero, por el camino que me llevó la vida, lo perdí un día antes del primer cumpleaños de mi hijo. Fue un golpe más en una serie de pérdidas que parecían no tener fin. La rutina diaria se volvió más solitaria, y el no tener a un adulto con quien hablar durante el día, más allá de los balbuceos y risas de mis pequeños, se convirtió en un desafío emocional.

Fue en esa soledad donde nació este blog. Necesitaba un espacio para desahogarme, para conectar con otras personas, para compartir lo que sé y lo que he aprendido a lo largo de estos años de caos y crecimiento.

La lactancia en tándem: un acto de amor (y resistencia)

Otro aspecto fundamental de mi vida es la lactancia en tándem. Dar el pecho a dos hijos al mismo tiempo no es solo un acto de amor, sino también de entrega, sacrificio y resistencia. No es fácil. Hay noches en las que siento que mi cuerpo no me pertenece, días en los que la demanda es abrumadora y momentos en los que me cuestiono si seré capaz de seguir adelante.

Pero también hay instantes mágicos: las miradas cómplices entre mis hijos mientras se alimentan, las caricias que se dan sin decir palabra, el consuelo inmediato que les brindo con solo acercarlos a mi pecho. La lactancia en tándem no solo me ha enseñado sobre la importancia de la paciencia y la entrega, sino también sobre la necesidad de cuidar de mí misma para poder seguir cuidando de ellos.

La organización como clave para no perder la cabeza

Si algo he aprendido en estos años es que la organización es la mejor aliada de una madre. No soy una experta en crianza, ni una gurú de la productividad, pero he encontrado formas prácticas de hacer que el día a día sea más llevadero. Pequeños trucos que me ayudan a no sentir que estoy atrapada en un ciclo interminable de desorden y agotamiento.

Este blog no es solo mi refugio, sino también un espacio donde quiero compartir lo que me ha funcionado. Desde rutinas de limpieza exprés hasta estrategias para mantener el orden con niños pequeños en casa, pasando por recetas fáciles y consejos para simplificar la vida diaria.

Porque sí, ser ama de casa es difícil. Pero con organización, humor y mucho amor, se puede llevar sin que el estrés nos consuma.

Un blog para acompañarnos en esta aventura

No pretendo vender una versión idealizada de la maternidad ni dar lecciones desde un pedestal inalcanzable. Quiero compartir mi realidad, con sus luces y sombras, para que otras mujeres que se sientan solas en esta aventura sepan que no lo están. Que hay días duros, pero también momentos hermosos que hacen que todo valga la pena.

Espero que este espacio se convierta en un rincón donde podamos reírnos de nuestros pequeños desastres diarios, apoyarnos en los momentos difíciles y, sobre todo, recordarnos que lo estamos haciendo bien, incluso cuando sentimos que no es suficiente.

Bienvenidas a mi mundo, a nuestro mundo. Porque la maternidad puede ser caótica, pero también tiene su encanto. ¡Gracias por estar aquí! 💜